Me duele la boca de no besarte,
de no encontrarme en tus besos,
me duelen mis agrios regresos
y lo que siento al abandonarte.
Me duele el dolor que tengo
por no saber como quedarme,
sabiendo que voy cuando vengo,
sabiendo que vengo al marcharme.
Me duele esta gran confusión,
esta cruel y extraña porfía
y mientras busco una solución,
me duele la vida, alma mía.
Y entretanto el deseo de toc-ar-te,
me va nublando el razonamiento,
me duele la boca de no bes-ar-te,
me duele el aire de no res-pi-ir-ar-te
y entras en mí con cada aliento.
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